UN MUNDO MÁGICO
Érase una vez, una niña de unos 8
años llamada Gema, con sus padres, y sus dos hermanos, Carlos e
Iván.La familia estaba como un día cualquiera en su casa. Gema le
preguntó a sus padres si podía ir al campo de al lado de su casa
con la bici, a lo que los padres le dijeron que podía ir pero
acompañada de su hermano Carlos,el mayor.
Al rato Carlos y Gema se fueron al
campo con sus bicis. Al llegar Carlos se encontró con unos amigos y
le dijo a Gema que no se fuera muy lejos. Gema pedaleó unos cuantos
metros y encontró una ardilla que llevaba un chaleco rojo y un
pañuelo verde. Miró hacia atrás para avisar a su hermano,pero no
lo encontraba por ninguna parte y lo llamó chillando pero no
contestaba nadie. Gema se sentó al lado de un árbol y empezó a
llorar, de repente escuchó una voz baja y
fina:
-No llores, ven aquí y te
ayudaré.-Dijo la voz.
La niña se levantó y empezó a andar
hacia de dónde venía la voz. Vió un oso y se asustó pero le cogió
y Gema se dió cuenta de que era la extraña voz que oía. La osa,que
se llamaba Nika,le preguntó a la pequeña que le pasaba y ella
contestó:
-Iba con mi hermano en la bici y me
adentré en el bosque y.... ¡no he vuelto a ver a mi hermano!
Nika la llevó a un arbol, entraron en
el árbol y, había dos ositos bebes. Eran los niños de Nika.
Los dos ositos empezaron a llorar y
Gema los cogió y los tranquilizó.
-¡Tengo una idea!-dijo Nika.-Tu
quedate cuidando a mis pequeños y yo iré a la casa del búho brujo
a por la puerta mágica que te llevará de vuelta a tu mundo.
-¡Vale!-contestó la niña
entusiasmada.
Al rato Nika se fué a la casa de aquel
búho brujo. Gema le dió el biberón de hormigas a cada bebé y los
durmió, al rato, ella también cayó dormida en ese sofá de madera
tan incómodo.
Al despertar, Gema tenía un cuenco de
madera con un líquido verde en el, y con una nota al lado que decía:
Si echas
este megunje en el lugar dónde te perdiste, podrás volver a casa.
La niña
miró por toda la casa para darle las gracias a Nika, pero no
encontró ni a Nika ni a sus niños. Gema se puso nerviosa y se metió
el mejunje en su bolsillo y fue al bosque en su busca.Tras unas
cuantas horas caminando, se sentó al lado de un río a observar cómo
era aquello. Vió que algo salía del agua y al rato se dió cuenta
de que era una especie de delfín con cola de cocodrilo. El extraño
animal comenzó a hacerle un sin fin de preguntas.
Gema
asustada, le dijo que conocía a la osa Nika, y el delfín le dijo
que hace poco había visto a un personaje extraño llevarse a ella y
a sus dos niños a una cueva de lo alto del bosque.Gema se quedó a
cuadros, hasta que vió por el camino unas huellas gigantescas
parecidas a las de perro y también la huella de algo que parecía
como la cola de un dragón. Decidida, Gema siguió aquellas huellas
que le llevaron hasta una gran y oscura cueva. Se adentró con
cuidado , y vió una luz blanca muy potente al fondo de aquella cueva
y fué para allá. Cuándo llegó al lugar de dónde venía la luz y
vió una sombra que se parecía a Nika pero en grande. Cuándo llegó,
se dió cuenta de que el extraño personaje era tan solo un perro con
una gran cola, y daba la casualidad de que era el hermano de Nika.
Cuándo Gema comprobó que Nika y sus peques estaban en buenas manos,
se despidió entre lágrimas y abrazos de Nika y sus peques. Nika se
ofreció a acompañarla al lugar de dónde venía, por si se perdía.
A las
pocas horas de caminar hasta la otra punta del bosque, Gema se dió
cuenta de que no estaba su bici, que la dejó al lado del árbol de
dónde se había perdido, por lo tanto, ese no era el sitio dónde se
había perdido. Gema se puso histérica, pero Nika la volvió a
tranquilizar. Las dos empezaron a buscar la bici de la pequeña.
Tras un
rato buscando, Gema escuchó la bocina de su bici. Empezó a buscarla
por todas partes pero no la encontraba ya que escucha la bocina a un
lado y a los pocos segundos al otro lado.
Hasta
que se dieron cuenta de que la ardilla que encontró al llegar al
bosque con su bici de un lado para otro.Nika y Gema le chillaron para
que parara,y , al rato la ardilla paró y Gema se lo explicó todo y
la ardilla le dió su bici. Al rato Gema ya había echado el mejunje
al suelo y regresado a su casa, como si no hubiera pasado nada ya que
en su mundo solo habían pasado unos minutos. Al llegar a casa Gema
se lo contó todo a sus hermanos Carlos e Iván y a sus padres, que
no le creyeron pero le siguieron la corriente.
Desde
entonces, Gema no se separa ni de sus hermanos ni de sus padres, y
tuvieron que comprarle una ardilla con un chaleco rojo y un pañuelo
verde,
como la
del otro mundo.
FIN